Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. — ROMANOS 12:1
Presenta tu cuerpo a Dios. Puedes hacerlo, porque el hombre interior, o el hombre espiritual, tiene la vida y la naturaleza de Dios en él. Además de eso, puedes ser lleno del Espíritu Santo y tener el poder de Dios en él.
Veamos el siguiente versículo en Romanos capítulo 12. El versículo 2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
Me quedé atónito en 1949 cuando realmente vi lo que decían estos versículos. Un día, mientras leía estas escrituras, me di cuenta de que Pablo estaba escribiendo a creyentes nacidos de nuevo y llenos del Espíritu. Les decía que necesitaban hacer algo con sus cuerpos y mentes. Verán, ellos habían nacido de nuevo y estaban llenos del Espíritu Santo, pero sus cuerpos y mentes aún no habían sido afectados.
El nuevo nacimiento no es una experiencia física ni mental, sino una experiencia espiritual. Jesús dijo: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (Juan 3:6). Y ser lleno del Espíritu Santo no es una experiencia física ni mental, sino espiritual. Y después de esa experiencia, debemos hacer algo con nuestra mente y nuestro cuerpo. Debemos presentar nuestro cuerpo a Dios y renovar nuestra mente con Su Palabra.
Confesión: Presento mi cuerpo a Dios como sacrificio vivo y renuevo mi mente con la Palabra de Dios. Hago algo con mi cuerpo y mi mente. Los pongo en sujeción a mi espíritu.
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