¿Qué? ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. — 1 CORINTIOS 6:19,20
Algunos han dicho: “Hermano Hagin, nuestros espíritus pertenecen al Señor, pero nuestros cuerpos aún no han sido redimidos. Por eso tenemos que seguir padeciendo enfermedades en el ámbito físico”.
Pero en el texto anterior, la Palabra de Dios nos dice que no sólo tu espíritu, sino también tu cuerpo, se compra por precio. Por eso, se nos dice: “… glorificad a Dios en vuestro cuerpo …”
¿Dios se glorifica cuando el diablo nos domina físicamente? ¿Dios se glorifica cuando el templo del Espíritu Santo está siendo profanado por la enfermedad? No, ciertamente no.
¿Por qué lo permite Dios entonces? Porque tú eres el custodio de tu cuerpo, el templo del espíritu de Dios. Dios te dijo que hicieras algo con tu cuerpo.
Aprende a enfrentarte a cualquier cosa que ataque tu cuerpo con la misma rapidez con la que enfrentas cualquier cosa que ataque tu espíritu. Simplemente di: “Satanás, no tienes ningún derecho a poner eso en mi cuerpo. Mi cuerpo pertenece a Dios”.
Confesión: Mi cuerpo es templo de Dios. Seré un buen custodio. Glorificaré a Dios en mi cuerpo.
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