... Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. — GÁLATAS 5:16
Aprendí desde muy temprano en mi vida cristiana a dejar que mi espíritu, mi hombre interior, dominara a mi hombre exterior. Así que, incluso cuando era un adolescente que se encontraba solo, sin la compañía de otros adolescentes que creían como yo, no tuve los problemas que tienen algunos.
Si había alguien en mi clase de la escuela dominical que fuera salvo además de mí, yo no lo sabía. Maldecían, bebían, asistían a bailes mundanos y todos se involucraban entre sí en actividades sexuales. Me decían: “¿Por qué no haces esas cosas?”
En primer lugar, mi conciencia no me permitía hacer esas cosas. Además, les respondía: “Soy una nueva criatura”. Y ellos me preguntaban: “¿Qué es una nueva criatura?” (¡Eso demostraba claramente que no eran nuevas criaturas!).
No necesitas que te prediquen sobre lo que debes y no debes hacer; simplemente deja que tu espíritu te domine. Dios te iluminará a través de tu espíritu. Deja que el nuevo hombre que está en tu interior sea el que domine.
No dejes que tu cuerpo te domine. Tu cuerpo querrá seguir haciendo las cosas que ha estado haciendo, porque tu cuerpo aún no ha nacido de nuevo. En lugar de eso, camina según tu espíritu.
Confesión: Camino por mi espíritu. Dejo que mi espíritu me domine. Dejo que el nuevo hombre que está en mi interior sea el dominante. Por lo tanto, no cumplo con los deseos de la carne. No soy gobernado por el cuerpo, soy gobernado por el espíritu
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