Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os hará saber las cosas que habrán de venir. — JUAN 16:13
Un ministro amigo mío tuvo tres accidentes automovilísticos graves en menos de diez años. Hubo muertes en esos accidentes. Su esposa casi murió y el ministro mismo resultó gravemente herido. Tanto él como su esposa fueron sanados por la mano de Dios. Cuando me escuchó enseñar sobre el tema de escuchar a nuestro espíritu, el testigo interior, dijo: “Hermano Hagin, cada uno de esos accidentes podría haberse evitado si hubiera escuchado esa intuición interior”.
Sin embargo, la gente argumentará: "No sé por qué esos accidentes le sucedieron a un buen cristiano. Es un predicador".
Bueno, él tuvo que aprender a escuchar a su espíritu tal como tú tuviste que aprender a escuchar el tuyo.
La gente quiere culpar a Dios y decir que Dios hizo estas cosas. Pero como me dijo este predicador: “Si hubiera escuchado la intuición interna que tenía de que algo estaba por suceder, habría esperado y orado. En cambio, dije: 'Estoy ocupado. No tengo tiempo para orar'”.
Muchas veces, si hubiéramos esperado en Dios cuando teníamos ese testimonio interior, Dios nos habría mostrado cosas y podríamos haber evitado problemas. Pero no nos quejemos ni nos lamentemos por nuestros fracasos pasados. Aprovechemos nuestras oportunidades presentes y asegurémonos de seguir nuestro testimonio interior en el futuro. Aprendamos a desarrollar nuestro espíritu, y aprendamos a escucharlo y luego a obedecerlo.
Confesión: Estoy tomando conciencia de mi espíritu. Estoy desarrollando mi espíritu. ¡Y lo estoy escuchando!
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