Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. — JUAN 4:24
La sanación divina, aunque se manifiesta en lo físico, es espiritual. No es mental, como afirman la Ciencia Cristiana y otros maestros metafísicos. No me malinterpreten. La gente obtiene algunos resultados a través de la ciencia mental. La mente controla, en gran medida, el cuerpo, y una persona puede obtener algunos resultados de esa manera.
Conozco personas que parecían ser curadas milagrosamente a través de cultos metafísicos. Y he escuchado a personas decir: "Si fueron sanados, Dios debe haberlo hecho".
Pero no, no necesariamente. Si se trata de curación mental, sus mentes la produjeron. Prefiero quedarme enfermo y no ser sanado que ser sanado a través de alguna secta incrédula.
Las religiones metafísicas como la Ciencia Cristiana no son bíblicas. Creen que Dios es mente y, de hecho, que su mente es Dios. Creen que Jesucristo es una idea en la mente divina de Dios y que en realidad no vino en carne. Y si mantienes esa idea en tu mente, dicen, producirá ciertos resultados.
1 Juan 4:2 dice: “En esto conocéis el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios”. Cuando hablo del Señor Jesucristo, no me refiero a alguna idea; ¡Estoy hablando del Hijo de Dios! Jesucristo de Nazaret vino en carne y caminó por las costas de Galilea. ¡Cuando hablo de Dios, no me refiero a mi mente, ni a la tuya, ni a la mente de otra persona! Estoy hablando de una Personalidad divina: el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
La curación divina y bíblica no es mental como piensan la Ciencia Cristiana y otros maestros metafísicos; es espiritual. Tampoco es físico, como enseña el mundo médico.
Confesión: Jesucristo vino en carne. Él es el Hijo de Dios. Y Él murió por mí para redimirme del pecado, de la enfermedad y de las dolencias. Soy libre porque Jesús vino a esta tierra y murió en la Cruz por mí. ¡Gracias Jesús!"
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