¿Está alguno enfermo entre vosotros? que llame a los ancianos de la iglesia; y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. — SANTIAGO 5:14
Mi esposa y yo acabábamos de mudarnos a la casa parroquial de una iglesia del Evangelio Completo en la zona negra del centro norte de Texas. Hubo un golpe en la puerta. Fui a la puerta y allí estaba un niño de pelo rubio y cabeza de algodón. Él dijo: “Mamá quiere que vengas y ores por ella. Ella está enferma."
Bueno, no lo reconocí. Entonces dije: "¿Quién es mamá?" Me lo dijo y reconocí el nombre. Ella era una de mis maestras de escuela dominical. Le dije: “Hijo, quédate ahí mismo. Me pondré la corbata y el abrigo y podrás acompañarme a tu casa. Yo era un extraño en la ciudad y no sabía cómo desplazarme. Entonces me llevó a su casa.
Tenía una botellita de aceite de oliva en el bolsillo que usaba para ungir a las personas cuando oraba por ellas. Lo saqué y ungí la frente de la mujer. Me arrodillé junto a la cama y oré. Luego dije: “En el nombre de Jesús. Amén”, y me levanté y comencé a ir.
Ella me detuvo y dijo: “El hermano B. [el ex pastor de esta iglesia del Evangelio Completo] siempre oró hasta que se cayera la el poder”.
Bueno, yo era nueva en los círculos del Evangelio Completo. Entonces pensé: Quizás así es como lo hacen. Así que volví a arrodillarme. Nunca antes había orado para que cayera el poder. Ni siquiera sabía que se podía orar asi. Después de aproximadamente una hora y media, el poder de Dios cayó sobre nosotros. Toda la sala estaba llena de energía con el poder de Dios. La mujer tembló como quien sostiene un cable eléctrico. Había orado para que cayera el poder. Entonces me levanté y me fui a casa.
Confesión: Es bíblico que alguien me unja con aceite y haga la oración de fe. Santiago 5:15 dice: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará. . . .”
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