Porque las armas de nuestra guerra no son carnales, sino poderosas en Dios para derribar fortalezas.
— 2 CORINTIOS 10:4
Aunque hemos sido hechos nuevas criaturas, creados por Dios en Cristo Jesús; y aunque hemos sido liberados de la autoridad de Satanás, todavía vivimos en un mundo gobernado por Satanás.
La Biblia llama a Satanás “el dios de este mundo” (2 Cor. 4:4) y “el príncipe de la potestad del aire” (Efe. 2:2). Cristo también lo llamó “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31, 14:30, 16:11).
Según la Palabra de Dios, el mismo aire que nos rodea está lleno de fuerzas hostiles que intentan destruir nuestra comunión con Dios Padre y privarnos de nuestra utilidad en el servicio del Maestro.
Pero nuestro Padre Dios, en Su gran provisión y plan de redención, nos ha dado un arma para usar contra Satanás. Esa arma se nos da no sólo para nosotros mismos, sino también para el beneficio de los hombres y mujeres gobernados por Satanás que nos rodean. ¡Esa arma es el Nombre de Jesús!
Confesión: Las armas de mi guerra no son carnales, sino poderosas en Dios para derribar fortalezas. Donde las fuerzas de Satanás han construido fortalezas, yo puedo derribarlas con el poderoso Nombre de Jesús. Satanás no es rival para ese Nombre. Y ese Nombre es un arma poderosa que se me ha dado para usar contra las fuerzas del enemigo
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