Ahora bien, Dios había traído a Daniel al favor y al tierno amor del príncipe de los eunucos. — DANIEL 1:9
No sabía nada acerca de la confesión de fe cuando fui salvo por primera vez cuando era adolescente. Pero de alguna manera mi espíritu me impulsó a decir estas cosas. Segunda de Corintios 5:17 fue una de mis escrituras favoritas. Les diría a todos los que conocía: "¡Soy una criatura nueva!" Responderían: "¿Qué es eso?" Y yo empezaría a predicar sobre ello. ¡Antes de darme cuenta, tendría una multitud reunida a mi alrededor en la calle!
Cada mañana, mientras caminaba a la escuela, hacía mis confesiones basadas en Juan 1:4 y Daniel capítulo 1. A veces, un grupo de estudiantes ocupábamos toda la calle mientras caminábamos. Pensaron que estaba loco, pero se los explicaba mientras caminábamos.
Yo diría: “Ahora, verás que Daniel tenía el favor del príncipe de los eunucos (o, como lo llamaríamos en los tiempos modernos, el decano de la universidad). Y fue Dios quien le dio favor a Daniel con él.”
Entonces le diría a Dios: “Dios, dame favor con cada maestro. Gracias por esto. Es mía."
Confesión: Dios, dame favor con [tu maestro, tu compañero, tus socios comerciales, etc.]. Gracias por esto. El favor es mío.
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