Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su destrucción. —SALMO 107:20
Retrocedamos algunos versos.
SALMO 107:17–19
17 Los insensatos a causa de su transgresión ya causa de sus iniquidades son
afligidos.
18 Su alma abomina toda comida; y se acercan a las puertas
de la muerte.
19 Entonces clamarán al Señor en su angustia, y él los salvará de sus
angustias.
Dios dijo esto a los israelitas. Él les dijo: “Andad en Mis estatutos y guardad Mis mandamientos, y quitaré toda enfermedad de en medio de vosotros. El resto de tus días se cumplirá” (Éxodo 23:25–26). Pero eran tontos. Ellos pecaron y rompieron su pacto con Dios. Se quitaron a sí mismos de la protección de Dios, de Su poder sanador. El versículo 18 dice que se acercaron a las puertas de la muerte. Estaban casi muertos.
¡Entonces clamaron al Señor por ayuda y Él los salvó! ¿No es maravilloso que Dios los ayude a pesar de que fueron lo suficientemente necios como para pecar y hacer lo malo, aunque se salieron de Su pacto y bendiciones? ¡La misericordia de Dios es tan maravillosa! Dios tuvo misericordia de ellos. ¡Él envió Su Palabra y los sanó!
Confesión: Dios envió Su Palabra y me sanó. Por lo tanto, ya no tengo enfermedad. Él envió Su Palabra y me sanó.
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