Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios, debe brillar para ellos. — 2 CORINTIOS 4:3,4
Ningún hombre en su sano juicio aceleraría por la carretera a cien millas por hora pasando luces rojas intermitentes y señales que dijeran: “¡Peligro! ¡Peligro! ¡Puente fuera!” Pero un hombre que estaba borracho o drogado sí lo haría.
Del mismo modo, ningún hombre en su sano juicio pasaría por la vida y se lanzaría a la eternidad y al infierno, perdido. Pero la gente lo hace. ¿Por qué? Porque el diablo los tiene dopados y cegados.
En el caso de la salvación de mi hermano Dub, me di cuenta de que era el diablo quien había atado a Dub y le impedía ser salvo. Así que dije: “Satanás, en el Nombre de Jesucristo, rompo tu poder sobre la vida de mi hermano Dub, y reclamo su liberación y salvación”.
No tenemos control sobre las voluntades humanas, pero sí tenemos control sobre los espíritus malignos que atan y ciegan a los hombres. Estoy convencido de que esta es un área que vamos a conocer más y aprovechar en el futuro.
Confesión: ¡ El dios de este mundo no cegará los ojos de mis seres queridos, porque tomaré el Nombre de Jesús y romperé su poder sobre ellos!
Comentarios
Publicar un comentario