Mientras se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación . — HEBREOS 3:15
A lo largo de los años, he tenido santos frustrados que me han dicho: “Conocí a Fulano de Tal hace veinte años. Solían venir aquí a la iglesia, pero no han ido a la iglesia durante años, mientras que yo he sido fiel y he estado aquí todos los domingos. Sin embargo, vinieron al altar la otra noche y fueron sanados, y he estado buscando sanidad durante casi un cuarto de siglo. ¿Por qué el Señor no me sanará?”
Les digo: “El Señor ya ha hecho todo lo que va a hacer para sanarlos. La Biblia dice: 'Él mismo tomó vuestras enfermedades y llevó vuestras dolencias' [Mat. 8:17]. Dios cargó tu enfermedad y dolencia en Jesús hace casi dos mil años, por lo que ya compró la sanidad para ti. Es tuyo. Dios ya tiene tu sanidad empaquetada en un lindo paquete con tu nombre. Solo está esperando que vengas y reclames tu posesión.
Ellos responden: “Sí, hermano Hagin, sé todo eso, pero ahora permítame decirle lo que creo al respecto. Solo creo que si es la voluntad de Dios, Él me sanará en Su propio tiempo y a Su manera”.
Yo digo: “Él no lo hará, porque le has cerrado la puerta. Le has cerrado la puerta en la cara.
Entonces, ¿cómo mantienes la puerta abierta? Ten una mente y un corazón abiertos y sé receptivo a la Palabra. No sustituyas lo que piensas o incluso lo que crees acerca de la situación. En su lugar, determine lo que dice la Palabra de Dios acerca de la situación, y créalo.
Confesión: No cerraré la puerta a Dios. Yo creo lo que Su Palabra dice. La curación ya me pertenece, porque Jesús me la compró hace casi dos mil años.
Comentarios
Publicar un comentario