Amado, deseo sobre todas las cosas que seas prosperado y que tengas salud, así como prospera tu alma. — 3 JUAN 2
El Señor mismo me enseñó acerca de la fe para las finanzas hace muchos años. Yo estaba en el ministerio del campo en ese entonces, y había estado ayunando y orando por varios días debido a una grave escasez de fondos. El Señor me habló y me dijo: “Tu problema es que no estás practicando lo que predicas. Predicas la fe, pero no la practicas”.
Protesté: “¡Señor, lo hago!”.
“Oh, practicas la fe cuando se trata de sanar, y eso es encomiable”, dijo. “Usaste tu fe para la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo y la sanidad. Pero la fe es la misma en todos los ámbitos. Si necesitara sanidad, lo reclamaría por fe y anunciaría públicamente que fue sanado. Debes hacer lo mismo con las finanzas.
“Te diré lo que debes hacer: primero, nunca ores por dinero, es decir, en el sentido en que has estado orando. Lo que necesitas está en la tierra. No voy a hacer llover dinero del Cielo. Sería una falsificación, y yo no soy un falsificador. Lo que necesitas está ahí abajo. Yo hice la tierra y todo lo que hay en ella. Y no lo hice por el diablo y su gente. Reclama lo que necesites. Simplemente diga: 'Satanás, quita tus manos de mi dinero'. Porque es Satanás quien te lo impide, no Yo”.
Confesión: Jesús me ha redimido de la mano del enemigo. Y en el Nombre de Jesús, tengo autoridad para reclamar lo que Dios ha provisto.
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