. . . Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida . . . . — 1 JUAN 5:11,12
Jesús dijo: “ Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. . . . Y estas señales seguirán a los que creen . . .” (Marcos 16:15,17). Una de estas señales que Jesús dijo que seguirían a los creyentes, no a la Iglesia Primitiva, ni a los apóstoles, ni a los pastores, ni a los predicadores, sino a los creyentes, es: “. . . sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán ” (Marcos 16:18).
¿Por qué? ¡Porque la vida de Dios está en los creyentes!
A veces las personas son ungidas especialmente para ministrar sanidad, ¡pero eso no es de lo que habla Marcos 16! Cada creyente nacido de nuevo tiene la vida de Dios, la naturaleza de Dios, la clase de vida de Dios, en él, ¡y por la imposición de manos, esa vida puede ser impartida en los cuerpos físicos de otros!
Por eso debes poner las manos sobre los enfermos. Cuando les impones las manos, esa vida de Dios en ti es conducida a otros a través de tus manos. A menudo, serás consciente de que la vida fluye directamente desde ti hacia ellos. ¡Tienes la vida de Dios en ti! ¡Tienes la naturaleza de Dios en ti! Dios es un Dios sanador. ¡Pon el poder de Dios a trabajar! Así es como Dios trabaja, a través de tus propias manos. ¡ Dios no está aquí en la tierra en Persona, pero Él está en ti por Su Espíritu!
Confesión: Soy un creyente. Tengo la vida de Dios en mí. Y Dios es un Dios sanador. Pongo las manos sobre los enfermos, y sanan.
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